miércoles, 29 de septiembre de 2010

Diarios de Adán y Eva

Adam and Eve by Titian
MIERCOLES: He tenido unos días muy movidos. Escapé esa noche y cabalgué a galope rendido toda la noche esperando salir del Jardín y esconderme en algún otro país antes de que sobreviniera el desastre, pero no pudo ser. Aproximadamente una hora después de la salida del sol, cuando cabalgaba por una pradera llena de flores donde miles de animales pastaban, dormitaban o jugaban unos con otros a su gusto, de repente, estallaron en una tempestad de espantosos rugidos y al momento una frenética conmoción dominaba la llanura y codas las bestias se estaban destruyendo unas a otras. Sabia lo que aquello significaba... Eva había comido la fruta y la muerte había entrado en el mundo... Los tigres devoraron a mi caballo sin hacerme caso cuando les ordené que desistieran y me hubieran devorado a mí de haberme quedado, lo que no hice... Encontré este lugar, fuera del Jardín, y estuve bastan te cómodo unos cuantos días, pero me ha descubierto. Me ha encontrado y ha llamado al lugar Tonawanda... dice que parece Tonawanda.

En realidad no lamenté que viniera porque aquí no hay más que pobres desechos y ella trajo algunas de esas manzanas. Me vi obligado a comerlas, reñía tanta hambre. Iba contra mis principios, pero veo que los principios no tienen verdadera fuerza salvo cuando uno está bien alimentado... Llegó envuelta en ramas y ramilletes de hojas, y cuando le pregunté qué significaba tamaña roncería y se las quité y las tiré al suelo le dio la risa y se ruborizó. Nunca había visto a nadie soltar esas risitas y ruborizarse, y me pareció indecoroso y estúpido. Dijo que pronto sabría por mí mismo lo que era. Estaba en lo cierto. Hambriento como estaba dejé la manzana a medio comer -sin duda la mejor que he visto jamás, habida cuenta de lo tardío de la estación- y me atavié con las ramas y los ramilletes tirados y luego la hablé con cierta severidad y le ordené que fuera por más y no diera el espectáculo. Así lo hizo y después bajamos sigilosamente hasta donde había tenido lugar la batalla de las bestias salvajes y recogimos algunas pieles y le hice confeccionar con los retazos un par de trajes adecuados para los actos públicos. Son incómodos, es cierto, pero están a la moda y eso es lo más importante de los vestidos... Noto que me hace mucha compañía. Veo que sin ella me encontraría solo y deprimido ahora que he perdido mi propiedad. Otra cosa, dice que en adelante tendremos que trabajar para ganarnos el sustento. Me será muy útil. Yo supervisaré.

Fragmento del libro "Diarios de Adán y Eva" escrito por Mark Twain

lunes, 6 de septiembre de 2010

Las aventuras de Tom Sawyer - Mark Twain

¿Qué vas a hacer tú con lo tuyo, Tom?
-Me voy a comprar otro tambor, y una espada de verdad, y una corbata colorada, y me voy a casar.
-¡Casarte!
-Eso es.
-Tom, tú..., tú has perdido la chaveta.
-Espera y verás.
-Pues es la cosa más tonta que puedes hacer, Tom. Mira a papá y a mi madre. ¿Pegarse?... ¡Nunca hacían otra cosa! Me acuerdo muy bien.
-Eso no quiere decir nada. La novia con quien voy a casarme no es de las que se pegan.
-A mí me parece que todas son iguales, Tom. Todas le tratan a uno a patadas. Más vale que lo pienses antes. Es lo mejor que puedes hacer. ¿Y cómo se llama la chica?
-No es una chica..., es una niña.
-Es lo mismo, se me figura. Unos dicen chica, otros dicen niña... y todos puede que tengan razón. Pero
¿Cómo se llama?
-Ya te lo diré más adelante; ahora no.
-Bueno, pues déjalo. Lo único que hay es que si te casas me voy a quedar más solo que nunca.
-No, no te quedarás; te vendrás a vivir conmigo. Ahora, a levantarnos y vamos a cavar.