miércoles, 5 de mayo de 2010

Cumbres Borrascosas - Emily Brontë

- Y... ¿Habló de mí? - titubeó.
- No volvió en sí ni reconoció a nadie desde que usted la dejó. Quedó con una sonrisa en los labios, y en sus últimos instantes su pensamiento se recreaba en aquellos lejanos días de su niñez. Terminó su vida en un dulce sueño. ¡Ojalá sea tan suave su despertar en el otro mundo!
-¡Ojalá despierte en tormento! -gritó con vehemencia golpeando el suelo con el pie y lanzando alaridos de indomable furor-. ¡Sí, ha mentido hasta el final! ¡Catalina Earnshaw, quiera Dios que no descanses mientras yo viva! ¡Dijiste que te maté! ¡Pues sígueme! Si hay espiritus que andan errantes por el mundo, ¡quédate siempre conmigo, toma cualquier forma, vuelveme loco! Pero, ¡por favor!, no me dejes en este abismo donde no puedo hallarte, ¡Oh Dios mío! ¡Como decírtelo! ¡Yo no puedo vivir sin mi vida! ¡No, yo no puedo vivir sin mi alma!

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