domingo, 8 de agosto de 2010

Presencia de ánimo - Oscar Wilde

Mi joven amigo el actor interpretaba el papel principal de una obra extremadamente popular. Durante meses no había quedado una sola localidad libre en el teatro, y en el momento mismo de la representación las colas para la platea y la galería se extendían varias millas; de hecho, llegaban hasta Hammersmith (aunque debo agregar que la obra se representaba en Hammersmith).

Una noche, durante la representación, en el terriblemente tenso momento en que la pobre florista rechaza con desdén las detestables propuestas del malvado marqués, una enorme nube de humo se extendió por los costados del escenario, que fue sitiado por grandes lenguas de fuego.

Aunque el telón descendió de inmediato, el público estaba aterrorizado y se precipitó hacia la salida. Se desató un pánico horroroso: los hombres comenzaron a gritar y a empujar, las mujeres daban alaridos y se tiraban de las ropas. Había el grave riesgo de que varios espectadores murieran pisoteados y, de hecho, algunas faldas se ensuciaron y varias camisas de vestir quedaron arrugadas.

En el clímax del estruendo apareció por la puerta de la orquesta mi joven amigo el actor -que en la obra ama y es amado por la florista-, contempló la situación de un vistazo y trepó al escenario. Allí parado, ante el telón de hierro, erguido, con la mirada destellante y el brazo levantado, ordenó que se hiciera el silencio con una voz que resonó en todo el teatro, como una trompeta. El público conocía bien esa voz y se sintió reconfortado: el pánico remitió de inmediato.

Les dijo entonces que el fuego ya no era peligroso, que ahora estaba bajo control. Sin embargo, explicó, el miedo de todos constituía un peligro muy real y, dado que sus vidas dependían de que mantuvieran la calma, era necesario que regresaran de inmediato a sus asientos.

Todos hicieron lo que se les dijo, sintiéndose muy avergonzados. Y cuando las salidas quedaron despejadas y todos los asientos fueron ocupados de nuevo, el actor dio un ligero salto sobre las candilejas, alcanzó la platea y se esfumó por la primera puerta a su alcance. Entonces el humo saturó el auditorio, las llamas irrumpieron a cada lado y ninguna otra alma salió con vida del lugar.

Es así como podemos apreciar la utilidad de la presencia de ánimo.

12 comentarios:

  1. El cuento esta bueno porq no termina en final ferliz.Lo tengo en mi libro de lengua pero lo achicaron.Jajaja

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  2. Nadie comento nada y no piensen q soy una ñoña q lee todos los cuentos q encuentra

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  3. Bueno, lo que pasa es que es un gran cuento de uno de los autores más grandes de la historia de la literatura y su característica principal es esa capacidad de ironizar y dar algo fuera de lo común.

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  4. en que año escribio wilde esto? gracias.

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  5. porque menciono hammersmith Odcar wilde en el cuento alguien responde gracias <3

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  6. No mentiris me enamore del cuento

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