– Bueno, eso es todo lo que puedo decirle de la nueva religión –comentó Flambeau, sin darle importancia–. Naturalmente, proclama que cura todas las enfermedades físicas.
– ¿Y cura la única enfermedad espiritual? –preguntó el padre Brown, con seria curiosidad.
– ¿Y cuál es la única enfermedad espiritual? –inquirió Flambeau con una sonrisa.
–Oh, la de pensar que está uno muy bien –respondió su amigo.
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